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viernes, 14 de septiembre de 2012

Capítulo 11


Me desperté temprano, ya que también me había dormido temprano.  Desayuné una taza de cereales en la silla de mi escritorio mientras esperaba a que el portátil se encendiera y pudiera conectarme al Tuenti y al Messenger. En el Tuenti me empezó hablar Rubén, me preguntó si quería quedar esta tarde con él, pero le dije que no podía, que tenía planes con Laura. Luego me dijo que podíamos quedar mañana si es que no tenía planes, le dije que aceptaba y luego cerró la sesión. Luego cuando vi que estaba conectado Jaime empecé a comentarle que la semana que viene teníamos que compartir casa para desayunar, comer, cenar y dormir durante 4 días, le pareció una buena idea, que así podríamos conocernos mejor.

Terminé de desayunar, metí el bol y la cuchara en el lavavajillas y lo puse a funcionar porque estaba lleno de cacharos y no quedaban muchos para la comida y para cocinar.

-          Sofía, ¿vas a salir hoy?- me preguntó mi madre cuando salía de su habitación con ropa para salir a la calle a hacer unos recados antes de hacer la comida.

-          Si, hoy voy a salir solo con Laura. Como he perdido una apuesta pues tengo que pagarle yo una cena – le comenté a mi madre.

Como sabía que ella me iba a dejar, mi padre era muy difícil convencerle de que me dejara más dinero para salir que de lo normal.

Me fui al baño donde me duché con calma ya que mi padre estaba trabajando y mi hermana aún seguía durmiendo. Después de ducharme, me envolví en la toalla, fui así hasta mi habitación donde abrí el armario y elegí para la tarde un pantalón corto verde militar claro con una camita de tirantes gruesos de color verde y rosa que es una de mis favoritas, que por el lado derecho es más larga que por el izquierdo, también elegí unas bailarinas blancas y negras (mis favoritas). Para estar en casa cogí mi pantalón corto de deporte y una camiseta amarilla que me había venido con un libro de Federico Moccia y que era de mi talla.

Vi que tenía una invitación a un evento en el Tuenti, leí el evento y cuando lo terminé le di a Quizás, no sé cómo iba a estar en esa fecha para la cena de inicio de curso. Vi quienes les habían dado a si, era poca gente teniendo en cuenta de que el evento había sido creado hace poco.

Desconecté todo, me puse a poner la mesa aunque fueran las 12 y media y mi hermana estuviera todavía durmiendo.

Mi madre llegó con mi padre, hoy mi padre llegaba más pronto de lo normal. Le fui a saludar y a ver si me daba dinero por la tarde para salir, le dije lo de la apuesta que había perdido y me dijo que en vez de darme 20 euros, me iba a dar solo 40 euros (que es lo que siempre me da para ir al cine, pero acepté era mejor eso que nada) y que me apañara con eso. Pensé que sería poco, pero mi madre apareció con 10 euros más para darme.

-          ¿Y qué comeremos hoy?- preguntó mi hermana cuando entró en la cocina todavía en pijama porque aún se acababa de levantar.

-          Pues todavía no empecé a preparar nada, así que primero dúchate y luego te diré lo que tengo pensado hacer de comida- dijo nuestra madre colocando las cosas en su sitio y mi padre yéndose a su pequeño despacho a dejar las cosas de trabajo.

-          Vale pero es que me acabo de levantar y solo era para saber si puedo o no desayunar- vi como mi madre veía la hora que era en el reloj de la cocina y dijo que no.

Cuando mi madre vio la mesa puesta y el lavavajillas recogido pues me dio un gran beso, me intenté apartar, pero no puede porque me tenía agarrada.

-          Vale mamá, puedes dejarme en paz. No tienes que achucharte tan fuerte y besarme tanto-  le dije a mi madre que no paraba de achucharme y de besarme.

Cuando paró de achucharme y besarme empezó a cocinar el pescado que iba a poner al horno. Era la 1 y diez y daba de sobra tiempo para prepararlo y esperar a que estuviera hecho del todo. Pregunté qué tipo de pescado sería, cuando me dijo que se trataba de lubina, salté de alegría ya que es uno de mis preferidos.

Me marché canturreando por la puerta de la cocina, me fui al salón, donde estaba mi padre. Le pregunté si podía poner Los Simpson, pero me dijo que no, que si quería verlos, que fuera a su habitación a verlos. Así que fui a su habitación donde como había un descodificador de R a mayores y el capítulo que echaban en Antena 3 era muy viejo, puse Fox a ver si había uno más nuevo y en efecto había uno de las últimas temporadas en castellano, así que me puse a verlo. Pero como me aburría el solo verlo, me acerqué a coger mi portátil que estaba con batería a tope y duraba para varias horas.

En vez de conectarme al Tuenti o al Messenger, me conecté a mi cuenta de Facebook que llevaba sin usar bastante tiempo.  Miré los juegos a los que alguna vez había jugado en allí. Me puse a jugar de nuevo al juego del restaurante, a ese que un día toda la clase se había viciado alguna vez en su vida. Vi como iba y no iba nada mal, mi jugadora iba en el nivel 42 e iba de 4º en la clasificación de restaurantes.

Mi madre nos llamó a comer sobre las 2 y cuarto del mediodía, llevé el ordenador a mi habitación, cerré mi sesión del Facebook antes de dejar el ordenador en mi mesa de estudio.

Comí bastante, ya que me gustaba mucho el pescado al horno y mi madre sabía prepararlo muy rico. Recogí mi plato, me marché de la cocina, me lavé los dientes, vi que aún eran las 3 y había quedado en 2 horas, con empezar a arreglarme a las 4 menos cuarto me daba tiempo para leer un poco o ver alguna serie en el ordenador. Preferí ver una serie, cogí para ver un capítulo de Haven que todavía no había visto de la 2º temporada. Adoro la serie de Haven, es una adaptación de un libro de Stephen King, me gusta la serie por todo, por su trama y por el reparto que es muy bueno.

Cuando terminó el capítulo era hora de arreglarme, fui al baño donde me lavé la cara y las manos;  me limpié las axilas para no dar olor y luego les eché desodorante. Me fui a la habitación donde empecé a desvestirme para poder ponerme la ropa que con anterioridad había elegido cuidadosamente. Me vestí con calma pero no con mucha. Cuando estuve totalmente vestida, cogí el neceser donde guardaba las pinturas y me puse en el baño a pintarme un poco. Por último me peiné el pelo, me puse una de mis diademas para no llevar el pelo suelto y guardé todo lo necesario en el bolso; mi móvil cargado, la cartera con dinero, mis gafas de sol, mi cámara de fotos, un bolígrafo y una libreta por si necesitaba escribir algo o encontraba algún famoso.

Miré  la hora en el reloj de la cocina, cuando vi que ponía las 4 y media, salí de casa, gritándole a mi madre que salía ya de casa. Bajé en el ascensor, se paró en el 2º donde Jaime entró, miré para el suelo cuando  entró para no tener que verle a la cara ya que si le veía a la cara, me podría un poco sonrojada.

-          Bueno días Sofía, ¿Qué vas a hacer hoy? – me preguntó cuando el ascensor se paró de repente entre el 2º piso y el 1º.

-          Iba a salir con una amiga y ahora no podre ir por culpa del maldito ascensor- respondí siguiendo mirando al suelo.

-          A ver, déjame ver a ver si lo consigo arreglar- me dijo apartándome de  donde estaba el panel con los botones de los piso. Le dio a un botón y consiguió ponerlo en marcha de nuevo. A mí me alegró, no como a él que hubiera preferido quedarse conmigo a solas para charlar.

Cuando paró de una vez en el 0, me dejó salir primero, le di las gracias y me marché corriendo al ver que ya eran las 5 menos veinte. Corrí lo más rápido que pude para llegar a la hora en la que había quedado con Laura.

Casi me tropiezo en mitad de la calle si no fuera porque Jaime me seguía y me ayudó a ponerme de pie antes de tocar el suelo de la calle.

-          ¿Por qué me sigues?- le pregunté no con muchas ganas de que me siguiera toda la tarde.

-          Solo es que voy al mismo lugar que tú o eso creo Sofía. Yo nunca te seguiría- me respondió de tal manera que pensé que decía la verdad y no me mentía.

Llegué a donde había quedado con Laura 5 minutos antes de las 5. Me alivié de haber llegado antes y no a en punto. Laura llegó en 3 minutos y pudimos irnos a tomar primero el yogur a la yogurtería como le había prometido.

-          Vamos a la yogurtería, primero sacaré la cámara de fotos- saqué de mi bolso mi réflex, había sido un regalo por mi dieciseisavo cumpleaños de mis padres y de mis padrinos y ahora debía usarla siempre.

-          Vale, está bien, usaremos tu cámara y luego las subirás al Tuenti como siempre hacemos, etiquétame si no eres mala persona- me reí de ese comentario. Le dije que no se preocupara, que si que le iba a etiquetar.

Esperamos en la cola de la yogurtería a que nos tocara el turno. Laura estaba indecisa, no sabía por qué decidirse, le dije que lo hiciera pronto que nos iba a tocar pronto. Cuando iba a ser nuestro turno, el chico que estaba delante de nosotras se gira y podemos vez a una chico de unos 21 años de edad; de ojos marrones chocolate y grandes; el pelo de color negro, corto y liso; llevaba puesto una camisa azul con mangas cortas;  un pantalón vaquero azul oscuro largo; unos tenis blancos con cordones.

-          ¡Alex!- gritó Laura tan de repente, que empecé a pensar quien era Alex y que pintaba en mi vida.

Capítulo 10


Abrí el diario por la última página escrita, leí lo último que tenía escrito y lloré mucho más. Empecé a escribir sobre como conocí a Selene, la prima de Carlos, mi mejor amigo:

Recuerdo que la conocí hace 4 años, mejor dicho hace 4 veranos. Estábamos  mis amigas, mi ligue de aquel verano y yo. Carlos apareció con Selene en la playa de Orzán. Nos presentó a su prima, me cayó bien desde el principio. Lo que más gracia me hizo de aquel día fue cuando dijo que no le presentaba a Ignacio porque no sabía si él y yo íbamos a durar.

-          Te quiero por cómo eres, pero no dejes al pobre sin presentar- le dije a Carlos muy seria por aquel momento.

-          Porque si luego lo dejas tendré que decírselo todo a Selene y en ingles no se me da muy bien- me dijo de tal manera que acepté de una manera que a Ignacio no le gustó nada.

Nos contó Carlos cosas sobre Selene, que era de Los Ángeles, que su madre era gallega y su padre americano. También nos dijo que tenía nuestra edad, que sabía algo de castellano, por eso iba a venir desde ese año el mes de agosto para practicarlo y también nos dijo que él se iba a ir también a practicar inglés en el mes de julio de los siguientes años a Los Ángeles.

Le conté cosas de tal manera que Laura se empezó a mosquear, por eso a Laura no le cae bien actualmente.

Dejé de escribir un momento, vi la hora que era, decidí llamar a Paula o Anastasia a ver como se había solucionado. Ninguna me contestó, así que llamé a Carlos, me contestó enseguida.

-          Por tu culpa Selene está llorando a moco tendido en mi cama- me dijo en bajito para que Selene no escuchara nada. Mientras yo escuchaba por detrás a Selene llorar a moco tendido.

-          Yo lo siento,  pero no podía estar un año sin saber con quién salir en cada momento por no defraudar a nadie- le dije sintiendo muy culpable por todo lo que estaba a pasar con Selene y Laura- ¿fue muy grande su bronca?

-          Pues imagínate para que Selene esté llorando por culpa de que casi Laura le pega en medio de la plaza- empezó a decir Carlos, cada vez me había sentir  más culpable y por eso empecé a llorar para que todo se solucionara- ahora no llores tú, que con una me llega y me basta.

-          Bueno mira, esto no hubiera pasado si se hubieran llevado bien desde el principio. Culpa mía es ahora, pero desde siempre fue de Laura- le aclaré sollozando.

Terminé la llamada, ya que no tenía ganas ahora de cabrearme con mi mejor amigo. En menos de 1 minuto mi móvil sonó, miré quien era, cuando vi  que era Paula contesté al momento.

-          ¿Qué quieres Sofía?- me preguntó no muy convencida de haber contestado Paula.

-          Pues saber que ha pasado entre Laura y Selene y saber cómo está Laura.

-          Pues como crees que está. Está muy dolorida por todo, casi pega en mitad de la plaza a Selene- me comentó Anastasia cabreada- por tú culpa está mal.

-          No es solo mi culpa, si le hubiera dado una oportunidad cuando la conocimos, a lo mejor se hubieran hecho amigas y ahora no estarían así-  les dije cabreándome y llorando a la vez.

-          No llores, sentimos echarte a ti la culpa, pero es que tú te fuiste para que arreglaran todo- me dijeron de tal manera que seguí llorando- no estés triste, la culpa no te la echamos a ti, si alguien tiene la culpa como tu dijiste es  Laura que no se la quiso como amiga desde el principio.

-            Gracias chicas por decirme que no tengo la culpa. Carlos me dijo que si tenía la culpa y me dijo que no llorara- les conté de tal manera que me dijeron que en media hora si podían, se pasaban por mi casa. Le pregunté a mi madre si les dejaba subir un momento en media hora para un par de cosa que íbamos hacer el sábado. Al principio no aceptó mucho, pero luego dijo que solo podían quedarse media hora y luego se tendrían que ir.

Estaba nerviosa desde que había cortado la llamada esperando a que Anastasia y Paula vinieran a mi casa. Llegaron cuando dijeron que iban a venir. Les dije que solo podían quedarse media hora y aceptaron. Fuimos a mi habitación, donde cerré la puerta y nos sentamos en mi cama y en la silla.

-          Bueno  ahora que estamos las 3 podemos hablar tranquilamente- empezó a decir Paula ya que Anastasia y yo no sabíamos que decir.

-          Si, podemos hablar sobre Laura y Selene. No pueden seguir toda la vida enfadadas- dije yo. Pero ellas me miraron con cara de y Bárbara y tú- lo de Bárbara y yo es diferente. Ella se portó mal conmigo desde el principio. ¿Recordáis el video que subió a Youtube de la fiesta de cumpleaños de Rubén en el que se veía a todo el mundo y sobre todo se nos veía a Rubén y a mí besándonos muy apasionadamente?

Asintieron, cogieron mi ordenador y teclearon las palabras necesarias en Youtube para ver si seguía el video. No estaba, así que me sentí un poco aliviada.

-          Vale, lo tuyo con Bárbara es diferente. ¿Qué fue lo que hizo que Laura odiara a Selene? -  preguntó Paula a ver si Anastasia o yo sabíamos algo.

-          Fue por mi culpa, que mientras estaba Selene en la ciudad, no le hacía caso a ella por eso creo que no le cae bien- dije mientras ellas lo iban asimilando- también porque muchas veces he hablando con Selene cuando estábamos juntas en mi Blackberry.

-          Pues ahora lo que deberías de hacer es ir mañana a su casa y a pedirle disculpas a Laura y que este año mientras esté Selene aquí no vas a dejarla de lado.

Asentí, le mandé un mensaje a Laura diciendo que mañana íbamos a quedar ella y yo solas a dar una vuelta y que yo la invitaba a donde quisiera para demostrarle mi amistad y que no le iba a dejar nunca de lado por nadie.

Me contestó al segundo, pero no es mensaje sino en una llamada. Puse el manos libres para que Paula y Anastasia escucharan también.

Laura: Gracias Sofía, pero no sé como perdonarte  lo que ha pasado hoy.

Yo: Anda perdóname por toda nuestra amistad y por todos los buenos ratos que hemos pasado juntas.

Laura: Bueno eso es verdad, somos las mejores amigas desde que tenemos memoria. Bueno, te perdono porque sé que mañana harás que sea un gran día tú y yo solas.

Yo: Claro mañana estaremos tú y yo solas en el centro o donde tú prefieras.

Laura: En el centro está bien, quedaremos mañana a las 5 en punto, ni un minuto antes ni un minuto después. Iremos primero a la yogurtería, luego a beber algo a la cafetería de siempre y por último a cenar al restaurante donde vamos siempre y que hay 3 en el centro.

Pensé que todo eso sería pedir demasiado dinero, pero le iba a decir una pequeña mentira a mi padre para que me dejara bastante dinero.

Yo: Vale, haremos eso si es lo que tú quieres, hasta mañana mejor amiga.

Laura: Hasta mañana mejor amiga, te perdonaré si haces todo lo que he pedido que hicieras conmigo.

Terminé la llamada, en el momento que era hora de que se fueran Anastasia y Paula.

-          Nosotras nos tenemos que ir, pero pasado mañana cuéntanos con todo detalle lo que ha pasado en la salida tuya con Laura- me dijo Paula saliendo de mi habitación seguida de Anastasia, asentí. No podía creer que todo se fuera a solucionar en menos de 48 horas.

Me quedé en mi habitación, esperando a que se fueran y mi madre nos llamara a cenar. Cuando fui a cenar, vi que mi madre había preparado arroz y filetes de pollo o ternera. Solo me serví un poco de arroz y una cuarta parte de un filete de pollo. Terminé la primera en cenar y me marché a la habitación después de lavarme los dientes.

Mi madre vino a mi habitación a preguntarme porque no había cenado como siempre, le dije que no tenía mucha hambre que había tomado algo antes en la calle y no tenía más hambre.

Se lo creyó de una manera no muy convencida, pero al final me dejó en paz. Para que pudiera relajarme antes de dormir. Estaba nerviosa por lo que mañana iba a pasar con Laura y por cómo le iba a pedir a mi padre más dinero de lo habitual.

Capítulo 9


Seguí mirando a mi madre con cara de que me dejara quedarme a dormir en la ciudad.

-          Vale, está bien. Pero solo esta vez- le abracé dándole las gracias, también le di un beso muy grande.

-          El día que vengas a dormir por primera vez, te dejaremos unas llaves de nuestra casa durante tu estancia- me comentó la madre de Jaime.

Vi venir a Carlos y me marché a su encuentro. Caminamos al principio en silencio hasta la playa del Orzán, luego no podía más y rompí el silencio.

-          Dime, ¿de qué se trata la sorpresa?

-          Ya te dije que no te diré nada hasta llegar a la playa. No me preguntes más veces. Luego si te has portado bien, te acompaño hasta la yogurtería.

No dije nada en todo el camino, solo puse cara de pocos amigos y nada más. Llegamos a la playa donde estaban ya los amigos de Carlos. Vi a una chica, no la distinguí porque estaba entre los chicos. Carlos fue a buscarla, cuando la vi, distinguí a Selene, la prima estadounidense de Carlos.

-          Hola cuanto tiempo- le dije cuando estuvo enfrente de mí en inglés.

-          Hola Sofía, hace siglos que no nos veíamos- me aclaró en ingles.

-          Bueno, Sofía esta es mi sorpresa. Selene se quedará aquí durante el curso, ya que a su padre le han destinado aquí durante 1 año y se quedará a vivir cerca de mi casa- me contó Carlos en castellano para que lo entendiera mejor

-          Pues eso está genial, Selene y yo nos llevamos muy bien- le dije a Carlos sonriendo a Selene.

-          ¿Algo nuevo?-nos preguntó Selene ya que notaba que le estábamos dejando de lado.

Carlos no dijo nada, ya que Selene sabía todo sobre él por ser su prima de Los Ángeles.

-          Pues yo estoy con mi novio como ya te había comentado alguna vez y…- no dije más a ver si recordaba algo- y conocí a un chico que vive en mi edificio, sería bueno para ti.

-          Si, algún día deberás presentármelo y así te lo quitaría del medio- nos reímos las 2, Carlos ya se había marchado con sus colegas, así que no escuchaba nada de lo que decíamos- ¿algo más?

-          No, nada más y lo mejor sería que empezaras a hablar en castellano para volver a acordarte para el curso- le dije está vez en castellano.

-          Vale, eso ha re desde aho ra- empezó a decir costándole un poco en castellano.

Uno de los chicos preguntó si queríamos jugar al futbol, yo dije que pasaba, que prefería tomar el sol mientras leía un poco y escuchaba música. Carlos también paso, que él dijo que también prefería tomar primero el sol y luego irse a bañar. Selene fue la única de los 3 que si le apeteció jugar con los chicos para irlos conociendo mejor.

-          ¿Carlos te apetece ir a comprar algo mientras ellos juegan?

-          Si, vale, pero pagas tú- refunfuñé, le dije que solo pagaría lo mío y si él quería algo, que se lo pagara- no es justo, yo te traigo una sorpresa y tú no me das nada.

-          Si te doy algo, luego te dejo que me acompañéis a la yogurtería- le dije y me marché directa al quiosco antes que Carlos. Le gané la carrera.

Estuvimos un rato en la cola, primero pedí yo, un agua sin gas fría y una bolsa de patatas fritas. Carlos pidió una coca cola y una bolsa de pitas para tomar con los amigos.

Llegamos a donde estaba el resto, el equipo de Selene iba perdiendo, mientras que el otro equipo iba ganando 2 a cero. Bebí un poco de agua, guardé la bolsa de patatas fritas en mi bolsa de la playa, cogí mis gafas para poder bucear y me fui echando una carrera a Carlos hasta el agua.

Le gané yo, ya que me tiré de golpe en el agua cuando empezó a cubrirme las rodillas.

-          Gallina- le grité saliendo del agua con las gafas puestas y la pinza de la nariz también- si creía que te ibas a meter enseguida, que no tardarías tanto.

Si hasta Selene que había llegado unos minutos más tarde, se metió antes que Carlos. Entre las 2 lo intentamos mojar y tirar al agua. Al final con la ayuda de sus amigos lo conseguimos.

-          ¿Estaréis contentas? Me habéis mojado en un tiempo récord- le asentimos las 2 a la vez y le hicimos una ahogadilla para reírnos un poco.

-          Dejarme, que no doy respirado- nos dijo Carlos en el momento que salía a coger aire  para volver a ahogarlo.

Cuando no quisimos ahogarlo más, nos escapamos de él para que no nos hiciera nada. Cogió a Selene por la cintura, cuando la tuvo mirando hacia él, ella sin pensárselo dos veces le volvió a hacer otra ahogadilla.

Me fui a la toalla cuando no quise quedarme más en el agua. Allí, guardé las gafas de bucear y me puse las gafas de sol. Mi móvil empezó a sonar. Era Laura.

Laura: ¿Dónde estás? Es que hemos ido a buscarte a casa y me dijo tu padre que no estabas.

Yo: Estoy con Carlos y Selene en la playa.

Laura: Vale, no pasa nada, pero Selene no me cae muy bien, ¿hasta cuando se queda?

Yo: Pues… El año que viene va a ir al instituto con nosotras y con Carlos, así que se quedará bastante.

Paula: Pues luego cuando ya no estés con ellos y te dignes a venir con nosotras, llámanos.

Me cortaron llamada pero por el tono de Paula vi que estaba cabreada conmigo por no haberlas llamado para que vinieran conmigo a la playa. Me puse triste, me quité las gafas y miré al mar con la mirada perdida.

-          ¿Qué es lo que te pasa?- me preguntó Selene con su acento de castellano.

-          Nada,  mis amigas están cabreadas conmigo por no llamarlas para venir a la playa- le conté mirando con mi mirada perdida al mar.

-          ¿No será por mí?- ahora sí que no sabía que decirle, si le decía la verdad se cabrearía, si le contaba una mentira y luego se enteraba de que le había mentido, me mataría de todos modos.

-          No pasa nada- le dije- es una tontería sin importancia.

-          ¿De qué habláis?- nos preguntó Carlos cuando se acostó en su toalla que estaba a mi lado. Dejé de mirar al mar perdidamente y le miré.

No le dijimos nada sobre el tema. Carlos estuvo un buen rato picando y chinchando a Selene, mientras yo abría la bolsa de patatas fritas y le ofrecía a Carlos y Selene un poco.

-          Dejaos de picaros y chincharos.  Lo que podéis hacer es una pequeña apuesta. Por ejemplo hacer que si Selene este año antes de Navidad saca más de un 7 en Lengua Castellana, Carlos tiene que pedir una cita a una chica que nosotras elijamos- les propuse. A  Selene le pareció una gran idea, en cambio a Carlos no tanto.

-          ¿Y a quien podíamos elegir?- preguntó Selene, ya que no conocía a nadie. Le dije que le enseñaría fotos de las candidatas y luego ella elegiría la mejor.

Saqué mi Blackberry y me conecté al Tuenti, no conocía esa red social así que se la expliqué y me dijo que cuando llegara a casa, le enviara una invitación para hacerse un perfil en esa red social española para su estancia en Coruña. Al final eligió a Carmen Letran, una chica de un curso menos que llevaba 4 años enamorada de Carlos.

-          No, ella no, si queréis que le pida una cita a otra persona me vale, pero ella no- comentó Carlos muy disgustado por la elección.

-          Ya no hay vuelta atrás- dijo Selene burlándose mientras miraba la hora en mi Blackberry. Cuando vi que eran las 8 menos cuarto, me empecé a arreglar, Carlos y Selene se dieron cuenta, les conté que no quería quedarme mucho más en la playa.  Como no quisieron ellos aguantarme de pesada para que fueran conmigo, se arreglaron y se fueron conmigo hacia el centro.

Llamé a Laura y le dije si querían quedar con Carlos, Selene y conmigo en 15 minutos en la yogurtería. Aceptó Laura a regañadientes, ya que Selene no le caía demasiado bien.

Nos encontramos todos en la yogurtería, Paula nos enseñó su conjunto para el primer día de clases y era monísimo.

Pedí un helado mediano, de chocolate y nata con oreo y lacasitos; estaba delicioso. El resto pidió entre helados, yogures helados y batidos.

Nos sentamos en un banco de la plaza mayor donde estaba enfrente el ayuntamiento y una estatua de María Pita, Laura se sentó en mi lado derecho y Selene a mi izquierda. Vi tensión en Laura, intenté tranquilizarla, pero no lo conseguí. Me levanté para dejarlas sentadas juntas.

-          ¿Por qué nos dejas sentadas juntas?- empezó a preguntarme Laura cabreándose.

-          ¿Esto es el problema de antes?- me preguntó ahora Selene. Le asentí- te odio, me dijiste que no era nada el problema, pero sí que es algo. No le caigo bien a Laura.

-          Si y si no le caes bien, pregúntale a ella el porqué- le grité a Selene, era una de las pocas veces que le había gritado tan fuerte y me sentía mal.

Me marché de allí, con la esperanza de que arreglaran algo, pero dudo que lo hicieran. Carlos me siguió al igual que lo hicieron Paula y Anastasia.

-          ¿Pero por qué haces esto?- me preguntó de repente agarrándome por un brazo Paula.

-          Para que solucionen todo, si no lo hacen, tendré que estar un año aguantando a las 2 por separado y necesito aguantarlas mejor juntas. Y Paula, Anastasia ir con ellas para que no se leen delante de la gente y mañana me contáis. Y tu Carlos…- respiré profundamente antes de decirle algo- tú puedes quedarte conmigo si quieres, pero te aconsejo que vayas con tu prima para controlarle el genio.

Llegué a casa, donde cogí mi diario para escribir algo, mientras seguía frustrada, furiosa y llorosa, tenía un cúmulo de sentimientos.

Capítulo 8


-          No tenemos todo el tiempo del mundo, dinos la verdad de una vez- me dijo un poco cabreada Paula.

-          Pues vale, os diré la verdad- empecé a contarles- ayer en todo el día no estuve en casa. Laura me cubrió, estuve con Rubén.

-          ¿y…?

-          Pues nada, me llevó a un hotel de 4 estrellas que está a las afueras y allí nos bañamos y cenamos a luz de la luna y las estrellas- les conté y no les dije nada de que lo habíamos hecho- Y también nos dijimos el famoso Te Quiero.

-          ¿Eso es todo?

-          Te parece poco. Me he dado el Te Quiero y tu preguntas si es todo, ya te vale- le dije casi gritándole con todas mis fuerzas.

-          Vale, no te cabrees. Ya lo hemos entendido- empecé a llorar porque si me seguían preguntando, se me podía escapar algo que no quería contar.

 Supieron por mi lloro, que necesitaba estar sola y me dejaron a solas para que se me pasara todo.

Me conecte al Tuenti para saber si Rubén o Carlos me habían enviado algo, pero no. Lo único que tenia era una petición de amistad de Jaime el del 2B (había mirado mi nombre en el buzón, que cielo y ni me había preguntado a mí, por no ser descortés). Dudé en aceptar su petición de amistad, pero al final la acepté.

Estaba conectado, porque al segundo me empezó a hablar por el chat.

Jaime: Hola 3ªA, ¿Qué tal desde que te di el azúcar?

Yo: Bien, ¿y qué te parecieron mis amigas?

Jaime: Un poco raritas, muy impulsivas.

Yo: Ellas son así, por eso las quiero mucho, en especial a Laura.

Tuve que desconectarme enseguida, porque mi madre vino y me llamó para preguntarme quien había resultado elegido presidente de la comunidad. Cuando le dije que habían sido elegidos los nuevos, me abrazó de tal manera para darme las gracias que casi me estruja.

A eso de las 8 y media fui a bajar la basura, ya que mi padre acababa de llegar, mi hermana todavía no había llegado y mi madre estaba haciendo la cena.

Allí en el portal me encontré con el vecino del 3B, me sentía muy incómoda, ya que cuando le vi, ladeó la cabeza y cerró la puerta del portal antes de que pudiera entrar. Tuve que abrir con mi llave, cuando subí rápido las escaleras, ya había subido en el ascensor, se notaba que aún seguía resentido por todo lo que había hecho con anterioridad.

Cuando llegué a casa, me fui directa a la cocina donde la cena ya estaba servida y mis padres estaban en la mesa, esperando por mí. Le pregunté a mi madre que había de cena, cuando me dijo que hoy tocaba de cenar alitas de pollo, salté de alegría. Le pregunté si había hecho patatas para acompañarlas y me dijo que no, que solo había hecho arroz.

Terminé de cenar y me fui a la habitación de mis padres con mi portátil a ver la televisión un rato.  No echaban nada que me llamara la atención, así que me bajé una serie para ver y me puse a verla.

Sobre las 12 y media me fui a la cama, donde después de lavarme los dientes, me puse a leer un poco. Mi hermana acababa de llegar y mis padres se mosquearon un poco, porque ella había dicho que a las 12 estaría en casa y llegaba media hora tarde.

Continué el libro donde lo había dejado con anterioridad, me estaba mucho a enganchar el libro, así que sobre las 2 aun seguía leyéndolo. Cuando me di cuenta de la hora, aparté el libro, apagué la luz, puse un poco de música alrededor de unos 15 minutos y me puse a dormir.

A la mañana siguiente sobre la 1 del mediodía mi madre me despertó ya que dijo que era muy tarde. Desayuné solo un vaso de leche y luego me fui a la ducha. Llamé a Carlos a ver si le apetecía ir a la playa, ya que hacía muy buen tiempo. Me dijo que iba a ir con sus amigos, pero podía ir igualmente con él y sus amigos.

-          Mamá, ¿puedo salir esta tarde con Carlos a la playa?- grité desde mi habitación mientras colocaba la ropa que me iba a poner.

-          Vale, puedes ir a la playa con Carlos, si vuelves a casa antes de las 10 y media- me aclaró mi madre gritándome desde la cocina. También me dijo que debía apurarme en ducharme y vestirme que pronto comeríamos.

Me di una ducha corta, ya que no podía ducharme durante mucho si quería ir a comer. Me puse mientras comía un pantalón corto de andar por casa y una camiseta de publicidad de las playas azules de mi ciudad. Mi madre hizo para comer filetes con patatas, ya que no le había dado tiempo a hacer otra cosa.

-          La semana que viene, me iré 4 días a Madrid por trabajo y vuestra madre me acompañará- nos dijo nuestro padre mientras comíamos tranquilamente- así que os vais a quedéis solas hijas mías.

-          Pues se quedará sola Sofía, ya que yo me voy a ir a pasar unos días en la casa de  campo del padre de Valeria- comentó mi hermana.

-          Pues entonces Sofía se quedará con la abuela, luego la llamo y le digo que vas a dormir con ella 4 días- no quería ir al pueblo donde mi abuela vivía, ya que no me hacía gracia dejar la ciudad durante 4 días y tampoco dejar a mis amigas y a Rubén durante 4 días, en los últimos días de verano.

-          No quiero ir. Prefiero que la abuela venga a la ciudad, antes de ir yo al pueblo durante 4 días- repliqué a mis padres en un tono de protesta.

-          La abuela ya es mayor, por eso no puedo mandarla venir, irás tú antes de que ella venga- me dijo mi madre- y por la tarde bajaré contigo cuando vallas para la playa que voy a comprar los billetes.

No dije nada, estaba indignada por todo, pero no podía seguir discutiendo con mi madre. La persona que se desvivía por sus hijos.

-          Después de comprar los billetes llamarás a mi madre para decirle que su nieta va a pasar un par de días en su casa- fue lo último que dijo mi padre en toda la comida.

Me fui a mi habitación donde recogí la habitación, hice la cama y llamé de nuevo a Carlos.

Yo: Carlos, ¿podrías venir a buscarme?

Carlos: Como no, te iré a buscar sobre las 5 y cuarto. No tardes, no me gustaría hacer a esperar a mis amigos. Otra cosa, te tengo una sorpresa en la playa.

Yo: Dime algo, explícate. No me dejes en tensión.

Carlos: No te voy a decir nada, la sorpresa te la daré en la playa  y ya.

Me senté en la cama, donde pensé en todo lo que me estaba pasando a lo largo de la semana. Cuando pensé en la sorpresa que Carlos me tenía preparada, no supe que pensar, no se me ocurría nada de nada.

Vi en reloj a eso de las 4, ya era hora de arreglarme y eso hice, me puse a arreglarme y cuando iban  a  ser las 5, bajé con mi madre en el ascensor.

-          ¡María!- gritó una voz de una señora de alrededor la misma edad de mi madre. Cuando nos dimos la vuelta, no supe quien era, pero mi madre sí, ya que se acercó a esa persona en particular.

-          ¡Sonia! Cuanto tiempo, llevamos sin vernos 1 años, desde que tu hijo se fue de la guardería- empezó mi madre a decir- ¿y que es de tu vida? Te presento a mi hija pequeña Sofía.

Saludé a Sonia, ¿de que la conocía mi madre? No me parecía el mejor lugar para preguntarlo.

-          Me acabo de mudar con mi marido y mis 2 hijos, si, ahora tengo otra, de unos 9 años- empezó a decir Sonia- ahora vivo allí- señaló nuestro piso. Ya sabía quién era, era la madre de Jaime el del 2B- ¿A dónde ibas? Es que me gustaría quedar algún día contigo para contarnos todo lo que llevamos sin contarnos.

-          Eso me gustaría. Ahora iba a la agencia de viajes a coger unos billetes para mi marido y yo a Madrid durante 4 días la semana que viene y luego a llamar a la madre de mí marido para que sepa que Sofía pasará 4 días con ella. Ya que esos 4 días su hermana mayor Ariel estará en la casa de la playa de una de sus amigas. Y ahora que vivimos en el mismo edificio, coincidiremos presidenta- dijo mi madre riéndose por lo bajo.

-          No tiene por que quedarse en casa de su abuela, si quiere puede quedarse en nuestra casa. Por el día estaría en la suya y solo bajaría a la nuestra a comer, cenar y dormir. Si te parece bien- miré a mi madre, a mi me parecía mejor que dejar la ciudad durante 4 días. Esperé a ver cómo reaccionaba mi madre, a ver si me dejaba quedarme en la ciudad con los nuevos, sobre todo con Jaime

 

sábado, 1 de septiembre de 2012

Capitulo 7


Subí en el ascensor toda contenta, canturreando. Mi madre estaba en la cocina terminando de cocinar, mi padre estaba en la sala viendo la televisión y mi hermana estaba en el ordenador.

-          Buenos días Sofía. Ve a lavarte las manos que enseguida comemos- me dijo mi madre dándome un beso en la mejilla.

-          Buenos días mamá- le dije mientras salía de la habitación – y ahora voy a lavármelas.

Salí de la cocina, le di un par de besos a mi padre y fui al baño directamente. Allí dejé el bolso en el bidé, me miré al espejo, me veía rebosante de energía y me lavé las manos.

-          A comer- gritó mi madre, cogí el bolso, lo llevé a mi habitación y luego fui a la cocina.

Me senté en mi sitio habitual, mi hermana se sentó a mi lado, mi madre enfrente de mí y mi padre a mi otro lado.

-          ¿Qué hay de comer?- preguntó mi padre cuando se acomodó  en su silla.

-          Pues hoy tenemos de comer tacos de espaguetis- dijo mi madre como si fuera una camarera de un gran restaurante.

Me reí un poco por su interpretación. Mi hermana se me quedó mirando, mientras nuestra madre nos servía de comer.

-          ¿Y qué tal con Laura y el resto? ¿Ligasteis mucho?- me preguntó mi hermana haciéndome cosquillas.

-          Pues sí, ligamos demasiado, esto Rubén no lo sabe y nadie debe decírselo- “si en verdad supieras lo que he hecho, hermana. No me verías con los mismos ojos” pensé mentalmente.

-          Pues espero que si hayas ligado, me consigas a mi algo, ya que tú estás con alguien y yo todavía estoy soltera- me dijo mi hermana empezando a saborear la comida.

-          Dejar de hablar de eso y a comer- dijo mi padre, ya que no tenía ganas de aguantar nuestras conversaciones.

El resto de la comida, se desarrollo tranquilamente y en silencio. Salí de la cocina nada más terminar de recoger un poco la mesa.

En mi habitación, cogí mi diario, que estaba necesitado de que le escribieran, ya que llevaba un día sin tocarlo.

Diario, ayer salí con Rubén, me había preparado una sorpresa. Me llevó a un hotel de 4 estrellas en el Pazo do Río, allí nos bañamos en la piscina donde nos dijimos mutuamente Te Quiero y luego por la noche, no sé pasó, pero lo hicimos; sí, te estoy hablando del amor, del sexo. Ayer perdí la virginidad, con él; el hombre al que quiero en estos momentos.

Dejé  a un lado mi diario, encendí mi portátil y me conecté al Tuenti. Allí le di las gracias a Laura por cubrirme y le conté todo (menos lo de que había perdido la virginidad), quise gritar a los cuatro vientos que estoy enamorada de Rubén y  que lo hemos hecho, pero no puedo, porque vivo en una ciudad y si grito, los vecinos se me cabrearán.

-          Hija tenemos un problema – me dijo mi madre llamando a la puerta, cerré de golpe el diario y la pantalla del ordenador- tu padre y yo no podemos ir a la reunión de vecinos y tendrás que ir tú.

-          ¿Y Ariel no puede ir?- pregunté, ya que no tenía muchas ganas de ir.

-          No, ella tiene unas entradas para el cine y por eso vas tú. Ya que si no vamos, nos pueden encasquetar ser los nuevos presidentes, ya que hoy es la elección del nuevo.

Asentí no muy convencida, no tenía ganas de ir, pero por no tener luego que aguantar a mis padres gritando y despotricando por no haber ido, iba a ir.

A las 5, bajé a la sala de reuniones, iba porque mi padre tenía una reunión en el bufete de abogados donde trabajaba y mi madre había quedado hacía unos días con sus amigas.

Me senté en la tercera fila, ni muy cerca ni muy lejos. A mi alrededor se sentaron unos cuantos vecinos y a mi lado un chico de unos 18 años, al que no presté atención. Cuando la presidenta entró en la sala, todo el mundo se sentó.

-          Hoy con nosotros está la hija de los del 3ªA Sofía- vi como todas las miradas del lugar se fijaban en mí – y también tenemos hoy con nosotros a Jaime el hijo de los nuevos vecinos del 2B.

Miré a Jaime como hacía todo el mundo (y dio la casualidad que estaba sentado a mi lado), vi a un chico de ojos de un azul intenso, de pelo negro ondulado y corto; llevaba puesto un pantalón vaquero desgastado, unos tenis blancos con cordones, una camiseta blanca con el logo de algún grupo y una chaqueta de manga larga fina de color azul marino.

-          El único punto en el día de hoy es la elección de un nuevo presidente. ¿Algún voluntario?- nadie levantó  la mano, ya que nadie quería serlo – como me esperaba esto, he hecho papeletas, hay una papeleta con una raya, a quien le toque, será el nuevo o nueva presidente. ¿Entendido?

Todo el mundo asentimos  a la vez que  nos mirábamos perplejos. Cogí una papeleta cuando me pasaron la cestita, miré a Jaime (no sé porque lo miré), me sonrió. Cuando abrí mi papeleta y vi la raya, palidecí de tal modo que no sé cómo pasó que Jaime me cambió la papeleta.

-          Ahora quien tenga la papeleta con la raya, que se levante- vi que Jaime lo hacía – bien, desde hoy los nuevos vecinos serán los presidentes. La reunión da por finalizada.

Vi que Jaime salía de los primeros, tuve que correr para alcanzarle. Cuando le alcancé, le parré para darle las gracias e invitarle a tomar algo algún día.

-          Jaime, ¿por qué me cambiaste la papeleta?- quise saber.

-          Porque vi en tu rostro una mueca de que alguien te mataría si dijeras en casa que eran los nuevos presidentes- me respondió, de una manera tan dulce que me gustó y todo.

-          Gracias, te debo una. Ya sé, tendremos que quedar algún día para tomar algo y te invitaré yo- le dije, le besé en la mejilla y me marché por las escaleras rumbo a mi casa.

Cuando llegué a casa, encendí el Messenger y como vi que estaban las cuatro, las invité a una conversación cuádruple.

 Yo: Chicas, hoy he conocido a un hombre muy majo.

Laura: ¿Y cómo es?

Paula: Eso, ¿cómo es ese chico y cómo se llama?

Yo: Pues se llama Jaime, es el hijo de los nuevos vecinos del 2B y es de ojos de un azul intenso y de pelo negro ondulado y corto. Era guapo.

Anastasia: Como te enamores de él te matamos, ahora estás con Rubén y déjanos el resto a nosotras.

Paula: Hay tiene razón ella, muy bien dicho sandia.

Como no quería hablar más con ellas, desconecté el Messenger, me puse ropa más cómoda, me puse una camiseta larga y un pantalón corto de andar por casa. Tenía ganas de un café, me lo preparé y cuando busqué sacarina o azúcar no quedaba.

Tendría que pedir a algún vecino, pero no podía pedírselo al de 3B por todo lo que había pasado, lo que pasó fue que cada vez que lo veía cerca del ascensor, nunca le esperaba y siempre me iba sin él.

Entonces, me volví a cambiar, me puse la ropa de antes, iba a ir a pedirle azúcar a Jaime. Mientras que con la mano izquierda abría la puerta y con la derecha cogía mi móvil y las llaves de casa, aparecieron mis amigas en casa (solo había pasado desde que me había desconectado del Messenger media hora y ya estaban aquí).

-          ¿A dónde ibas?- me preguntó cotilleando Anastasia.

-          Pues voy a pedir azúcar a uno de mis vecinos- respondí cerrando la puerta de casa.

-          ¿Y a que vecino?- me preguntó ahora Paula. Les dije que iba al 2B, insistieron en acompañarme, me gustaría que no lo hicieran, pero dejarlas solas en mi casa, con mi diario no me parecía una idea mejor.

Bajamos por el ascensor, llamé al 2B nada más llegar, vi a una niña pequeña asomarse por la puerta.

-          Hola niña, ¿está Jaime?- le pregunté a la monada de niña que estaba en el umbral de la puerta. Gritó el nombre de Jaime y lo vi aparecer. Mis amigas intentaron verlo, pero no lo consiguieron hasta que llegó al umbral de la puerta.

-          ¿Qué pasa Sofía?

-          Nada, solo venía a pedirte azúcar, es que se me acabado y no sabía a quien más pedírselo – le respondí. Miró extrañado a mis amigas, me preguntó quienes eran- ellas son mis amigas, vivieron a verme sin avisar y como estaba a punto de bajar a pedirte azúcar, quisieron acompañarme.

Se las presenté, fue a por un poco de azúcar en una mini taza, lo único que conseguí decirle fue gracias y que ya le traería la taza lavada.

-          Qué guapo es- rompió el hielo Laura cuando estábamos entrando en mi casa.

-          Sí que lo es- soltaron a la vez Anastasia y Paula.

Entramos en mi casa, donde nos pusimos a ver la tele mientras yo terminaba de tomar el café que anteriormente me había preparado.  No podía echarlas de casa, ya que acaban de llegar a mi casa.

-          Ayer intentamos llamarte, pero no cogías el teléfono- empezó a decir Paula - ¿Dónde estuviste?

-          Pues yo… no salí de casa… me quedé en casa con el móvil apagado- les dije tartamudeando.

-          La verdad es lo que queremos saber, no nos mientas.

No sabía que decirles, miré a Laura muy preocupada. No podía decirles que había quedado con Rubén en un hotel de 4 estrellas donde lo había hecho. ¿Qué le iba a contar?